... …A partir del mes de mayo empezó la locura: en nuestros ensayos aparecían cantantes y conseguíamos llenar la capilla, otros días visitábamos a otros coros… sentir en el cuerpo que la voz cambiaba con la compañía de los otros, que sientes la presencia dentro de tí del alma de los directores, fue un acontecimiento personal revelador.
Pero fue en el primer ensayo general cuando me creí que !lo que estaba viviendo era verdad! Que estaba formando parte de un acontecimiento gigante.
El día 16, ya con las entradas agotadas (...) fuimos un coro gigante que latió para expulsar el dolor, la tristeza, y el mal del mundo. Siento una gran gratitud para los que lo han hecho posible.
Tener la ocasión de participar en la primera edición del GOSPELFEST fue un regalo en muchos sentidos. No me quería perder la segunda edición, así que me apresuré a inscribirme el primer día.
¡¡¡Qué respuesta participativa!!! En pocos días ya teníamos el coro a punto para empezar. Me ilusionaba la perspectiva de volver a compartir la energía de tantas voces, de conocer a personas a las que nos une el mismo vínculo, de disfrutar de la experiencia musical con directores diferentes… y por encima de todo esto, saber que esta causa mueve montañas de solidaridad y que gracias al poder de la música podemos ayudar a personas que viven realidades muy cercanas que no siempre tenemos presentes.
Uno de los aspectos que me sorprendió es la generosidad cuando todos los coros abren sus locales y ensayos a todos los participantes del GOSPELFEST: es una magnífica ocasión para conocer homólogos que trabajan con estilos diferentes pero en esencia el gospel nos hace ser uno solo = EL CORO DEL GOSPELFEST!
Te permite integrar el repertorio que estudias solo en casa: ensayando con todos e interiorizar las armonías y le das sentido al conjunto. ¡¡¡Os lo aconsejo!!!
Soy una de esas 600 voces. Millones de gracias por la oportunidad única de dejarme participar en este proyecto excepcional, que conjuga a la perfección música, armonía, solidaridad, alegría, hermandad... en una palabra GOSPEL.
Tengo una deuda eterna de gratitud con la organización impecable, con los insuperables directores, la magnífica banda, los compañeros cantantes, el público que nos apoyó... he disfrutado al máximo cada segundo, desde los ensayos hasta la última nota de la actuación y he aprendido tanto...
Nunca olvidaré este 13 de noviembre de 2022. ¿Para cuándo el siguiente?